miércoles, 3 de diciembre de 2014

La vida de Winzillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades.

Advertencia: Escribo esta entrada bajo los efectos de sustancias psicotrópicas. 

Es sorprendente la de cosas que le pueden pasar a un varón blanco de mediana edad en una ciudad como Barcelona. La sección que estreno hoy narrará algunas de mis aventuras y desventuras por la gran urbe; que pueden llegar a ser verdad o no.

Al final, la magia de una historia no acaba residiendo en la veracidad de la misma. 

Era una cálida mañana otoñal de Abril, los primeros rayos de luz entraban bruscamente por las rejillas de mi destartalada persiana y daban fin a su vida chocando contra mi cuerpo de Dios Griego esculpido en el más bello de los marfiles. 

Un potente ruido me privó de mis fantasías oníricas, no sé exactamente donde se hallaban mis pensamientos pero estoy seguro que en algún sitio precioso, algún puticlub o algún casino de Las Vegas. En vista de que ya eran las 10:21 de la mañana decidí levantarme.

Aquél día yo no tenía que acudir a clase, pues el típico grupo de piojosos anti-sistema decidieron tomar la Universidad por la fuerza en pro de alguna de sus gilipolleces ocurrentes. Yo hubiese ido pero los días de huelga estos lugares se transforman en territorios comanches donde solo impera la ley marcial.

Salí al balcón y me encendí un cigarrillo, pensaba en que podía invertir mi valioso tiempo. Una opción era agarrar el palestino, la camiseta del Ché e ir a la manifestación a ver si conseguía camelarme a una perroflauta. Supongo que el hecho de no querer ser apaleado por los cuerpos de seguridad del estado hicieron que descartase esa opción ipso-facto así que opté por ir al centro a dar un garbeo.

Salí de casa y fui a la parada de metro más cercana. Uno puede llegar a divertirse mucho en un simple vagón de metro, la probabilidad de encontrarte con algún ilustre personaje es elevadísima. Subí al vagón y tomé asiento, cabe destacar que el asiento adyacente a mi no lo ocupaba nadie. Normalmente cuando viaje en tren, metro o cualquier medio en el cual haya féminas potenciales para compartir conmigo cama suelo llevar un libro que no leo para dármelas de interesante. Ese mes creo que tomé el rol de estudiante de psicología, así que me paseaba por ahí con un manual sobre no sé que polladas psicológicas (Esta técnica funciona y da resultados, otro día lo contaré). Saqué el libro e hice ver que le prestaba atención.

Pero no siempre llueve a gusto de todos y en la siguiente parada un toxicómano se sentó a mi lado. Solo con un rápido vistazo di por hecho que se conocía más el Pont Aeri que su propia casa.

-¿Vaya tocho no? ¿Que es? -Me dijo el yonqui
-Es un manual de psicología. -Contesté sin apenas apartar la vista del libro.
-Uaaa! Eso parece difícil. Yo quería estudiar también pero las drogas me gustan mucho jajaja

Decidí amenizar el trayecto entablando conversación con ese pobre desgraciado.

-Bueno, nunca es tarde. Aún eres joven.
-Ya tío pero me da mucho palo jajaja así estoy bien
-Yo te aconsejo que dejes esa mierda, no te hará ningún bien créeme.
-¿Tú te metes algo?
-Bueno, algún porro muy de vez en cuando... nada más.
-Mira lo que tengo nen

El tío se metió la mano en el bolsillo y sacó una bolsita con marihuana.

-Esto es de lo mejor de por aquí ¿nos liamos uno?
-Son las 12 de la mañana... Y guarda eso joder que te puedes meter en un lío.
-Ya yaa! Mucho follón fumar aquí jajajaja pero no sería la primera vez.

No lo había presenciado todo y cuando creí que ya no se podía superar me cerró la boca.

-Esto es más discreto, me lo meto aquí y ni se enteran jajaja -Continuó mientras sacaba otra bolsita, que parecía cocaína o algo parecido.
-Frena, frena que hay cámaras joder.
-Si a mi la policía me la suda jajaja

Puso en la yema de su dedo pulgar una cantidad nada despreciable, se la acercó a la nariz y... sí, se lo esnifó.

-Tío esto es lo mejor de la vida jajaja créeme ¿quieres un poco? Te invito yo
-No, no me van esas mierdas.
-¿Qué pasa? ¿No somos colegas?
-Que si hombre, que si, pero tengo clase en 10 minutos y no puedo aparecer colocado.

Eramos el foco de atención de todo el vagón, como es evidente. Por suerte, ya se anunció la próxima parada, que no era la mía, pero tuve que aprovechar la ocasión para desligarme de aquel yonqui.

-Bueno, ha sido un placer conocerte, pero esta es mi parada.
-Igualmente chaval, oye mira, tu apúntate mi número y un día me llamas y nos fumamos unos quenques de buen rollo eh jajaja

No tuve más remedio que hacerlo para no alterar a ese potencial violador (aunque viéndole la cara quizá era violador reincidente) y así poder salir del metro con vida.

La vida da muchas vueltas y al final acabé llamándolo. Me fui junto a sus colegas al Masters of Hardcore en Holanda. Fueron 24h de drogas y música makina a saco. Pero esa es otra historia.

Fin.



1 comentario:

  1. Buen relato amigo. "Ese mes creo que tomé el rol de estudiante de psicología, así que me paseaba por ahí con un manual sobre no sé que polladas psicológicas (Esta técnica funciona y da resultados, otro día lo contaré)" Cuéntanos mas ಠ_ಠ

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